SIGLO XV
Vengan, vengan a ver vuesas mercedes, el Retablo de la Libertad de Melisendra, que es una de las cosas más de ver que hay en el mundo. Tras un hilo musical, Maese Pedro comenzaría la obra de esta forma.
La figura de Maese Pedro es un ejemplo del metateatro Cervantino, es decir, encontrar una obra dentro de otra obra. Esto se puede observar en los capítulos XXV y XXVI de Don Quijote de La Mancha. En donde se nos introduce en una situación en la que Don Quijote y Sancho Panza asisten a una representación de títeres en la venta en la que se encuentran.
Maese Pedro es el titiritero que actuaba dentro del retablo mientras que su joven criado hacía de Trujaman, entendido como el intérprete o traductor que mediante una varilla señalaba a las figuras que salían y explicaba partes de la historia.
La obra que interpretaban era La libertad de Melissendra. En esta historia, Melissendra, esposa de Don Gaiferos, se encuentra cautiva por el rey Moro Marsilio. Cuando se encuentran en el momento de liberación de Melissendra por parte de Gaiferos y son perseguidos por los moros, Don Quijote, deseando ayudar y creyendo que la representación sucede en la realidad, destruye el retablo donde está Maese Pedro, con la intención de ayudar a los fugitivos que no eran más que títeres en la representación. Tras Don Quijote entrar en razón y ver las lágrimas de Maese Pedro, culpará de hechicería la situación ocurrida y recompensará económicamente a Maese Pedro.
Nos encontramos en el Siglo XVI, momento de aparición de los Títeres de varilla. Es una combinación entre el títere de guante y la marioneta, con brazos articulados como ésta aunque se manipula desde abajo introduciendo la mano en su interior, como el títere de guante. Carece de pies y en su cabeza se encuentra un eje central de madera ajustado a una pieza que conforma los hombros del muñeco. El titiritero introduce una mano en el cuerpo y sostiene este eje, mientras manipula las dos varillas de los brazos con la otra mano.
Maese Pedro es el reflejo de los titiriteros de ese siglo, artistas que actuaban por lo general al aire libre, visitando corrales, ventas, mesones y plazas de los pueblos. Su actividad se dirigía generalmente al ámbito rural. Este oficio, visto a ojos de la sociedad, tratará sobre una actividad de características marginales y de picarescas.
Hay que destacar que, durante los años de la Primera Guerra Mundial, la princesa Edmond de Polignac encargará a Manuel de Falla, compositor español, una obra escénica de corta duración y adaptada a las dimensiones de su teatro particular. Manuel de Falla escogerá esta historia de Maese Pedro para hacer una ópera de cámara, estrenada en Sevilla, en versión concierto en 1923 y unos meses más tarde, en versión escénica en el palacio de la princesa en Francia.


